
Sucede que a diferencia de los sistemas operativos convencionales diseñados/compilados para correr sobre una familia de procesadores específica, Barrelfish lo hace sobre arquitecturas heterogéneas. Esto es, por ejemplo, que pude ser ejecutado para administrar los recursos de un equipo con una mezcla de procesadores ARM y x86-64, o bien alguna otra combinación de procesadores tan poco convencionales como el de 48 cores desarrollado por Intel, XScale y BeeHive —pequeña supercomputadora compuesta de varios FPGA—.

Barrelfish es una prueba de concepto y, dicen sus creadores, el medio para explorar los sistemas operativos del futuro, uno donde los equipos escalarán en cantidad de procesadores, donde el paralelismo debe estar presente en cada capa del sistema. Barrefish trata a la máquina como
una red de cores independientes […] y traslada la funcionalidad tradicional de un sistema operativo hacia un sistema distribuido de procesos que se comunican con el paso de mensajes.
Imaginemos un porvenir con equipos de sistemas de archivos paralelizados, de alto desempeño, memoria distribuida, decenas de cores: en suma, una pequeña supercomputadora en cada hogar. Hacia allá mira Barrelfish, un escenario factible a decir de la aceleración en las prestaciones del hardware que vemos hoy en día. La barrera de la Ley de Moore, esa que dice que cada 18 meses aproximadamente se dobla la velocidad de los procesadores, está llegando a su límite: el tamaño de los átomos. Así que una forma de seguir avanzando en velocidad es aumentando la cantidad de CPU.
De Microsoft se pueden decir muchas cosas, echar risas a expensas de sus directivos y tecnologías, es parte de cierta cultura tecnológica. Pero de Microsoft Research, no podemos hacer sino alabanzas, con científicos e investigaciones del más alto nivel repartidos alrededor del mundo.
Un dato curioso para terminar: el servidor web del proyecto corre sobre Barrelfish.
Artículo original en ALt1040
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