sábado, 9 de agosto de 2008

Sólo hay tres clases de personas: los buenos, los malos y los estúpidos



Jueves 7 Agosto, 2008 en 12:37 · Archivado en El mundo fue y sera..., Filosofía, Mis experiencias, Mis pensamientos, Teorias ·Etiquetado futuro, internacional, sociedad

En ésta clasificación hay que tener en cuenta que estoy generalizando las formas de ser y de actuar. Por lo que aclaro antes que nada:

No existe un persona 100% buena, como tampoco una totalmente mala ni estúpida. Tomaré entonces “la mitad más uno” de las acciones a modo de clasificación. Teniendo en cuenta el punto anterior, todos los grupos comparten al menos un ínfimo porcentaje de alguno de los otros dos. Una vez “clasificados” los pertenecientes a una categoría no serán todos iguales. Habrá “malos” con mayor porcentaje de maldad que otros. La clasificación en la forma de ser y actuar no se hace por cantidad, sino por calidad. Una acción muy buena (o mala) contará mucho más que varias de pequeño porte.

Si bien he conocido a muchísimas personas, me he dado cuenta que, a grandes rasgos, todas pueden ser incluídas en 3 grandes categorías: los buenos, los malos… y los estúpidos. Y, pese a lo que pueda creerse en un principio, los estúpidos son la mayoría. Esto es un claro indicador de por qué la sociedad está como está. Debajo detallo a cada grupo:

LOS BUENOS: Son los que poseen buenas intenciones y tratan de llevar un trato cordial con la mayoría de las personas. Muchos pueden pecar de “malos” al tener reglas muy rígidas o estrictas, o en la forma de llevar su vida a cabo. Suelen primar el interés real tanto propio como el del prójimo. Tienen moral, honor y una justificación lógica para sus acciones. Generalmente son de mente abierta y están listos para debatir, considerando la discusión como formadora de ideas o conciliadora de posiciones. Intentan tomar decisiones que no perjudiquen a los demás y que mejoren la calidad de vida a largo plazo. Aprecian las relaciones personales, aunque generalmente son de poca cuantía (prefieren la calidad). Suelen atenerse a la sociedad respetando y aceptando sus instituciones (lo que no les impide intentar mejorarlas). No suelen atacar “mentalmente” a otras personas, ya que respetan las distintas posturas. No suelen buscar reconocimiento.

LOS MALOS: Son los que siempre intentan ganar posiciones “a los codazos” en cualquier ámbito. Casi cualquier método cuenta para lograr un fin, por lo que carecen (o tienen muy bajo porcentaje) de moral y honor. Pueden pecar de “buenos” cuando muestran interés por algo que puede verse como “más elevado”, aunque ese interés siempre se demuestra avizorando a futuro lo que se recibiría por ello (la posibilidad de retribución de algún tipo). Muchos son estafadores o faltan generalmente a la verdad. Priman su beneficio y luego el de los demás y suelen tomar decisiones que perjudican a los otros. Aunque suelen cierta lógica en sus acciones, por lo general son reprochables. Sus decisiones se centran en el mediano/corto plazo y no ven muy por delante en el futuro. Aunque suelen discutir seguido, lo hacen para intentar aplacar al contrario sin entrar en razones (por más ilógica que parezca su postura). Ellos siempre tienen la razón. Aprecian las relaciones personales (generalmente del mismo grupo o de “estúpidos”) y suelen tener mucha cantidad (no les interesa la calidad). Aunque conocen las instituciones, suelen no respetarlas o buscan “puntos grises” para poder sacar ventaja. No suelen atacar “mentalmente” a las personas, salvo que sean contrarias y puedan sacarles provecho. Suelen buscar reconocimiento sólo en algunos casos.

LOS ESTUPIDOS: son los que un día pueden ser “malos” y otros “buenos”; pero no por decisión, sino por simple estupidez. No suelen tener proyectos de ningún tipo y persiguen lo que busca la mayoría, sin interesar si realmente sirve o no. Su visión se centra en el hoy y actúan y viven en base a las necesidades del momento (ver). No tienen reglas, ni moral, ni honor, lo que los hace muy permeables y flexibles ante la sociedad como así también carentes de valor (humano al menos). No parecen tener inteligencia, muchas veces casi no se los puede calificar de “seres humanos”, sino como “ganado”. Tienen trastocados los índices de lo que es necesario y lo que no, por lo que las pocas veces que deciden, lo hacen erróneamente. Suelen rodearse de mucha más gente que los “malos”, aunque tienen un alto grado de renovación (no suelen conservar siempre a los mismos integrantes). La falta de honor, moral e inteligencia los hace propensos a fracasar en cualquier negocio o relacion personal (ya sea familiare o de pareja). También suelen discutir, aunque tienen “alma de panqueque”: al principio de la discusión pueden estar bogando por algo, y al final terminan del bando contrario. No conocen las instituciones ni las reglas mínimas de la sociedad, lo que los hace propensos a pasar varias veces al terreno de la delincuencia, pero sin siquiera saberlo. No tienen interés en mejorar nada (ni en lo social, político, etc). Aceptan virtualmente cualquier cosa y carecen de estándares. Suelen atacar “mentalmente” a cualquier bando, según el humor que tengan o lo que piensen en ese momento. Siempre buscan el reconocimiento y el halago externo.

Pese a lo que muchos creen, el peor tipo de persona es la “estúpida” (y no la “mala” como habrán supuesto). Entre “malos” y “buenos” suelen conocerse (aunque disten mucho en lo que hagan o piensen) e inclusive respetarse. Un “estúpido” puede estar en cualquier bando cualquier día y, al no medir consecuencias ni tener la inteligencia básica, los hace potencialmente peligrosos (para cualquiera de los tres bandos): puede hacer público algo íntimo de un “bueno” o un acto malévolo y reprochable de un “malo” (haciendo que ambos grupos queden sorprendidos y enojados), pero sin perseguir ningún fin específico para sí, inclusive a veces no se dan cuenta del error o afrenta que hicieron. Es como estar en presencia de un mono con navaja: uno nunca sabe quién puede salir lastimado.

Otro punto es que uno de un bando (sea “malo” o “bueno”) conocerá la forma de manejar o “llevar” a alguien del grupo contrario. Esto no ocurre con los “estúpidos”, ya que al no conocerse ni siquera ellos mismos, es imposible predecir lo que harán o a quién pueden ayudar/perjudicar. Inclusive entre “malos” y “buenos” pueden llegar a ser amigos, cosa imposible con un “estúpido” (a menos que sea alguien del mismo grupo). Lo único que terminan recibiendo de los otros dos grupos es desinterés, desestimación y precaución en el trato.

Lo peor de todo, es que por regla general, se suelen dañar ellos mismos sin siquiera ser necesaria otra persona de cualquiera de los grupos. Tanto sus decisiones, acciones, pensamientos y demás, casi siempre los perjudican. Desde sus compras, pasando por las relaciones de pareja, de amistad o familiar, eligen mal. Y como no tienen la capacidad de discernir, muchas veces ni siquiera saben del error, por lo que vuelven a repetirlo a futuro. Esto los hace incapaces de hacer retrospección o de ganar experiencia a través de la corrección de dichos errores.

Esta es, básicamente, la clase de personas que nos podemos encontrar hoy en día. Como he dicho antes, los “estúpidos” son mayoría: es por ello que cada vez estamos más sumergidos en una sociedad que funciona casi estrictamente para ellos. Desde los pésimos contenidos en TV, a la educación cada vez peor y con menores estándares de promedio, a la dirigencia que nos gobierna, a las instituciones que “deberían” ayudarnos. Ya no alcanza con alejarse de un “estúpido” para poder seguir con lo nuestro, ya estamos inmersos en una sociedad “estúpida”.

Los integrantes de los otros dos bandos, podremos hacer algo para cambiar el equilibrio actual? O seguiremos viviendo y teniendo hijos regidos por una sociedad que no nos representa ya, sino que cuenta números de una inconmensurable manada de “estúpidos”? Pero que idiotas!

Extraído de Camaleonx

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